Les ofrecemos TODO para su juego, tras haber experimentado incansablemente con TODO lo habido y por haber, nos dimos cuenta de que realmente, para jugar, no hacía falta NADA, Tan solo seguridad emocional y física, para que ese juego innato aflore.

Ayer los rayos del sol nos regalaron este reflejo tan peculiar.

El juego surge como necesidad de reproducir el contacto con los demás.

La sala de psicomotricidad nos acoge como somos, podemos ser, hacer y sentir. El placer compartido es el vehículo para construirnos.

Lo que construimos con nuestras manos, lo que sentimos en nuestra piel… esa es la base de nuestros recuerdos, la base de lo que somos. Porque la experimentación es la esencia de todo aprendizaje.

Este curso hemos vivido y compartido, muchas vivencias y conquistas juntos. La semana pasada, nos reunimos en el Bosque Mágico en un clima familiar y de confianza, para decir adiós a este curso. Porque el final también es el inicio…