El asombro es un elemento indispensable en el  proceso de aprendizaje del niño. Es el motor de motivación y también el deseo de conocimiento. Cuando el niño se siente libre y disfruta de aquello que hace, porque tiene voluntad de hacerlo, la ilusión y la motivación potencian el sentido del asombro y la curiosidad, manteniendo así la emoción por las cosas más sencillas que la escuela nos regala.