En otoño la naturaleza se viste de color, marrones, rojos, naranjas… toda una paleta de color en nuestros bosques. Trabajar el otoño es todo un clásico en la infancia, recolectar, buscar, clasificar… pero si esa experiencia se vive insitu, el aprendizaje se duplica, creando un recuerdo duradero y una experiencia sensorial y cognitiva de gran magnitud.